Por Julio Antonio Gutiérrez Samanez
(Trabajo publicado en la Revista del IAA,
N.º 14, Cusco 1995)
ANTECEDENTES.
Se me ha encargado, recordar
los 50 años de la creación del día del Cusco resaltando su verdadero valor y
significado, así como Su impacto en el pensamiento y obra de la inteligencia
local y nacional. Un homenaje es generalmente concebido como un discurso
enaltecedor y lisonjero que puede apartarse, exprofesamente, de la verdad,
ensalzando y prodigando loas según el caso. Me propongo ensayar un homenaje
crítico, acogiendo la visión y el pensamiento nacido de las últimas
investigaciones sobre nuestra ciudad y su historia reciente, “visiones
críticas” no siempre favorables acerca de los movimientos indigenista,
regionalista y cusqueñista que desembocaron en la creación del día del Cusco.
No deseo que
este homenaje se pierda en la retórica innecesaria sino, sea un motivo de
reflexión y revisión de lo que significó y significa hasta hoy, la vida y obra
entregada por aquella generación de artistas, escritores e intelectuales que
secundaron con entusiasmo, la labor señera y fundacional del doctor Humberto
Vidal Unda. He procurado seguir lo enseñado por Manuel Burga quien aconseja escribir
una historia positiva, recordar los hechos que nos llenan de orgullo, que
realzan nuestra personalidad, que tienen una fuerte carga emotiva y
esperanzadora en un futuro mejor. No se trata, pues, de hacer una crítica
negativa, buscando los errores y las faltas. Tratamos de realzar lo mejor, lo
más noble y humano, lo que debe ser aprendido e imitado y que, además, abunda y,
sospechosamente, se escatima en la historia, menospreciando su importancia, su
utilidad y su trascendencia.
El panorama
histórico del Cusco desde los lejanos días de la destrucción del Estado Inca y
la derrota de los “Cuscos” y “nuestra violenta inserción en la economía-mundo”
y el mercantilismo, la resistencia inca a la conquista; la tradición revolucionaria
de los Tupac Amaru, y los Angulo en la etapa colonial, la derrota de los
cusqueños realistas en Ayacucho, en 1825 y el sometimiento del territorio de la
Audiencia Cusqueña a la de Lima, para hacer realidad el proyecto de la
república criolla, no son sino, los hitos de cómo nuestra historia regional, es
un ejemplo de lo que Pablo Macera llama: “la memoria del bien perdido” puesto
que es una serie concatenada de fracasos y derrotas.
En todo ese
proceso desde las lejanas evocaciones del Inca Garcilaso sobre su tierra nata,l
hasta la creación del Centro Científico, en el siglo XIX, fue labrándose lo que
conocemos hoy como indigenismo cusqueño y el cusqueñismo. Son de recordar, los
afanes por reivindicar la historia de la raza en el “Museo Erudito” de José
Palacios, en las obras de Clorinda Matto de Tumer y Narciso Aréstegui. Los
científicos de ese antiguo Centro (1897) iniciaron la re-incoporación del
indígena y su historia a la vida nacional. Con los estudios arqueológicos, la
revaloración del idioma quechua, sembraron las bases de lo que después vendría
a ser el discurso indigenista de los años veinte y el discurso histórico
antropológico indigenista de las últimas décadas, como la “Utopía andina” y lo
que debe ser el rescate de nuestros éxitos y realizaciones.
Destacan por
esos años hombres como Ángel Vega Enríquez, fundador de “El Sol” iniciador del
cusqueñismo del siglo XX, mentor de la generación de 1909 de Valcárcel, García,
etc. Otro de los abanderados del estudio y promoción de la cultura; cusqueña
fue el doctor Alberto Giesecke quien en su calidad de Rector de la Universidad,
promovió lo que fue el hallazgo del siglo, el descubrimiento de Machupicchu
(1911), que puso al día la cultura inca, influyendo en la decidida orientación
por el estudio de la historia, arqueología y sociología prehispánica, entre los
intelectuales, generando, paralelamente, un indigenismo romántico que rescataba
en las letras, la tradición oral de los mitos y leyendas del pueblo quechua; al
mismo tiempo que, estudiosos como: Romualdo Aguilar, Félix Cosio y Ángel Vega
Enríquez denunciaban la situación social del indio y se hacían eco del
pensamiento de la Asociación Pro-indígena. A aquel indigenismo romántico le
sucedió un indigenismo político desde el Congreso Fundacional de la FEP en el
que Haya de La Torre capitalizara la visión idealizada o mítica del Cusco como
centro revolucionario y como “verbo” motivador de transformaciones, postura que
degenerara, con el tiempo, en un incanismo demagógico con el que se pretendía
impulsar los apetitos electorales de un caudillo.
Mariátegui
nunca había estado en el Cusco, pero había recibido fuerte influencia cusqueña
a través de la observación de las obras de Sabogal, las conversaciones con este
gran artista peruano que llegó al Cusco en 1919, influyendo con su obra y su
exuberante creatividad en los artistas e intelectuales de aquella época. Fue
Sabogal quién sugirió el nombre de “Amauta” para la revista de Mariátegui, y la
llenó literalmente de dibujos y motivos xilográficos cusqueños. Amigos
cusqueños de Mariátegui fueron Luis E. Va1carcel, los activistas socialistas:
Roberto Latorre, Casiano Rado, Uriel García y los miembros del Grupo
Resurgimiento. Por entonces (1923 - 24) los políticos tradicionales
enarbolaban el ideal federalista, uno de ellos José Ángel Escalante,
panfletario de verbo encendido, autor del artículo: “Nosotros los indios” dio
origen a la famosa polémica del indigenismo.
Roberto
Latorre revindicando el nombre quechua de la ciudad creó la revista “Kosko”
(1924), donde sembró las nuevas ideas y fue tribuna del pensamiento
indigenista. Por las discrepancias con el grupo de Valcárcel (socialistas),
primero, y la división del Grupo Ande en apristas y comunistas, el movimiento
indigenista cusqueño se dividió y, en ambos sectores, hubo quienes enarbolaron
el chauvinismo y el anti-limeñismo, quizás por desconocimiento de las
inquietudes indigenistas fuera del Cusco o por el cerrado provincianismo de
algunos de sus activistas. El hecho es que, como lo constatan varios
historiadores, a pesar de las diferencias ideológicas, el común denominador fue
el indigenismo o más propiamente cusqueñismo, el ideal que los alentó a
realizar sus actividades creadoras unificando inquietudes. Porque, el
cusqueñismo no tiene color político, es simple amor al terruño, es un
sentimiento nacional por la “patria chica” y ha sido más bien, un elemento
integrador, como veremos después.
Fue ese
encendido amor a la tierra lo que condujo los esfuerzos, no nos importa si su
discurso fue chauvinista, estrecho o provinciano, es fácil echar miradas despectivas
al pasado con criterios de hoy día, rescatamos la franqueza y entrega de
aquellos hombres al servicio de sus ideales, los admiramos porque fueron
constructores y no solamente críticos o demoledores de la obra ajena.
Rescatamos a esas verdaderas escuelas de cultura que, a lo largo del siglo XX,
generaron momentos de brillo y esplendor, agrupados o participando,
sucesivamente, en: La Asociación Universitaria (1909), “La Sierra” (1909),
Revista Universitaria (1910), El Centro Nacional de Arte e Historia (1915), El
Congreso de la Federación de Estudiantes del Perú (1920); La Universidad
Popular (1924); la Embajada Cultural Artística a la Argentina (1924); La
Revista “Kosko” (1924). Centro Qosqo de Arte Nativo (1924), Grupo Resurgimiento
(1926); Grupos Ande y Kuntur (1926 - 28), Grupo de mujeres intelectuales
“Albores” (1926); “Alma Quechua”(1932); Revista “Hanan” (1933); las actividades
por el “IV Centenario de la Fundación Española del Cusco” (1934); “La Hora del
Charango” (1937); Instituto Americano de Arte (1937); Centro Inca Garcilaso
(1939); las actividades por el IV Centenario del Nacimiento del Inca Garcilaso
(1939), la revista “Cusco” (1941); revista Waman Puma (1942); el Grupo
Renovador “Alkamari”- (1942); revista “El Ayllu” (1945), entre otras.
Qué importa
si este Indigenismo cusqueño fue una iniciativa mestiza y no indígena como lo
insinuaron algunos o si la clase dominante lo usó para vertebrar su discurso y
práctica adormecedora del pueblo para legitimarse en la usurpación del poder,
como observan los numerosos críticos del “discurso indigenista de los años 20”
y de la “fase romántica” del indigenismo, si concitó el aporte de personajes de
variadas tiendas políticas; si fue un movimiento renovador que dio tantos
frutos, albergó y canalizó las inquietudes de muchos intelectuales sur
peruanos afincados en la ciudad. Recordemos a los poetas y escritores
ayacuchanos reunidos en torno a Víctor Navarro del Águila y su revista “Waman
Puma”; los apurimeños reunidos en la revista “El Ayllu” de los hermanos Delgado
Vivanco; la presencia de intelectuales cusqueños en Puno, como Pancho Olazo, en
la revista “Kunan” (1931) editada en Cusco y después en Puno. Años antes (1927)
un grupo de cusqueños publicaron en Lima esa formidable revista de cultura y
arte que fue “La Sierra”, si bien fue tribuna del gamonalismo de la época, lo
fue también de las ideas regionalistas e indigenistas, así como del arte
peruano y tuvo el mérito de trascender en el continente. De “Kosko” (1924) de
Roberto Latorre hay que hacer un aparte, porque fue sin duda la más importante
contribución cusqueña y desde el Cusco, al movimiento renovador del indigenismo
y el socialismo.
Iniciativas
estas que desembocaron en el más grande e importante movimiento de revaloración
y recreación de nuestras tradiciones que fue la creación del “Día del Cusco”.
Movimiento que concitó el interés nacional y mundial en esta vieja urbe;
estrechó los vínculos entre la ciudad, las provincias y departamentos vecinos;
generó fuerte entusiasmo y despertó en la ciudadanía inquietudes culturales
estéticas y de creación literaria, musical y plástica. En suma, fue un
Pachacutiy, un renacimiento largamente esperado.
Quienes
forjaron el movimiento que inspiró las Fiestas del Cusco en 1944, vivieron y
forjaron su propia utopía, actuaron su propia epopeya y nosotros los seguidores
no sólo tenemos que admirar, relievar o criticar, sino, sobre todo, emular para
que nuestras generaciones presentes y futuras tengan nuevas oportunidades de
brillo, renovando iniciativas y transitando caminos inéditos.
REINVIDICACION
DEL CHARANGO
Como se desprende
de las últimas investigaciones, la cultura es susceptible a los cambios, se
renueva, se moderniza permanentemente reinventando o recreando motivos tomados
de otras culturas o redescubriendo los suyos propios ya olvidados por el
tiempo, y así es como se viene creando una propia y original cultura andina,
Vidal Unda postulaba la creación de una folklórica americana que no sea la
repetición de ideas y de temas extranjeros sino una experiencia partida de
nuestra propia realidad. Con esa convicción creó “La Hora del Charango”, una
audición radial que empezó a transmitirse desde el 31 de marzo de 1937 por
Radio Cusco.
Con la
reivindicación simbólica de este pequeño y autóctono instrumento indígena contemporáneo,
se realizó todo un movimiento cultural de rescate de los valores perdidos.
El programa
constituyó un intento de “peruanizar nuestros sentimientos” convirtiéndose en
una tribuna de la cultura, el arte y el pensamiento cusqueñista. En él
intervinieron: Uriel García, José Gabriel Cosio, Rafael Aguilar, Víctor M.
Guillén, Miguel Ángel Nieto, Roberto Latorre, Francisco Ponce de León, Domingo
Velasco Astete, Alfredo Yépez Miranda, Román Saavedra, Manuel Cuadros, Julio G.
Gutiérrez, Julio Rouvirós, Alberto Delgado, Rosa Rivero, Martha Alicia Yépez,
Andrés Alencastre Gutiérrez, David Chaparro, Oscar Saldívar, Luis Ángel Aragón,
Víctor Navarro del Águila, Sixto Coello Jara, Miguel Ángel y Edmundo Delgado
Vivanco, Constantino Zúñiga, Teófilo Huayhuaca, Ernesto Vidal, Agustín Tamayo y
otros.
El Municipio mandó colocar altoparlantes en la
Plaza de Armas, para que el público pudiera escuchar el programa, ya que por
entonces muy pocas personas poseían aparatos receptores.
La Hora del
Charango educaba y orientaba al público difundiendo la cultura anquilosada en
la Universidad y en los cenáculos académicos, orientando el gusto estético de
la gente, revalorizando lo nativo y sirviendo como motivo de inspiración
literaria y artística.
Cuánto valor adquiere aquella iniciativa hoy
que, a falta de difusión cultural, a pesar del gigantesco avance de las
comunicaciones, las mayorías naufragan en
el pantano de la aculturación y se avergüenzan de sus orígenes nativos,
procurando sustituirlos por patrones importados de conducta y moda.
Con esta
labor, el Dr. Vidal Unda mostraba ya sus dotes de líder cultural capaz de
empresas mayores sumando- esfuerzos y convocando la participación ciudadana.
Nos referimos a esa capacidad de liderazgo para llevar las ideas hasta su
cumplimiento práctico con entusiasmo, denuedo y sin desmayo. Un esfuerzo
sostenido y fructífero que lo caracterizó desde sus años escolares y en la
universidad, creando revistas, nucleando mentalidades. Fue una especie de
arquitecto o constructor social que no se cansaba de aunar voluntades en tomo a
iniciativas de servicio a su tierra; ese sólo gesto, esa sola actitud vital es
la que debemos aprender quienes tomamos la posta. Un gran ejemplo humano
generador de inquietudes, motivador de nobles empresas.
EL IAA Y LOS
INTELECTUALES
El núcleo
intelectual que se organizara en el IAA a iniciativa del Dr. Uriel García en
1937, desarrolló una gran labor cultural, rescatando las expresiones artísticas
populares, realizando investigación sobre la historia y literatura cusqueñas.
Destacaron en esa labor personalidades como el ilustre erudito Dr. José Gabriel
Cosio Medina, autor de numerosos artículos sobre literatura e historia, el
escritor Roberto Barrionuevo, autor de cuentos y novelas, del Dr. Luis Felipe
Paredes, escritor notable, incansable promotor, de las actividades culturales;
el Dr. Víctor Navarro del Águila, científico ayacuchano, introductor de la
ciencia del folklore y tenaz investigador de nuestras costumbres; El Dr. Manuel
E. Cuadros, ardoroso cusqueñista, acucioso investigador que fue hasta España
para investigar la historia local en el archivo de Indias; Víctor M. Guillén,
artista e investigador del arte tahuantinsuyano, la belleza y solidez,
sencillez y asimetría de la arquitectura incaica; el Dr. Alfredo Yépez Miranda,
distinguido docente universitario -único sobreviviente de los fundadores
del IAA- cuyos innumerables trabajos dedicó exclusivamente al estudio de
nuestro lar nativo; Roberto Latorre, valiente escritor y periodista activista
cultural del Cusco, director y fundador de Kosko; el arqueólogo Luis A. Pardo;
el inspirado poeta Dr. Rafael Aguilar, el artista y docente universitario Dr.
Domingo Velasco Astete, el creador de obras teatrales cusqueñas Sr. Julio C.
Rouvirós, el poeta Alberto Delgado, dos escritores apurimeños Miguel Ángel y
Edmundo Delgado Vivanco, el polifacético Dr. Francisco Ponce de León, el
controvertido panfletario Román Saavedra, el escritor y periodista comentarista
de arte Julio G. Gutiérrez; los poetas Luis Nieto Miranda, Andrés Alencastre, Luis
Ángel Aragón, Sergio Caller, las escritoras feministas Rosa Rivera y Martha
Alicia Yépez, el mago del lente don Martín Chambi, los pintores Pancho Olazo,
Juan Manuel Figueroa Amar, sin olvidar a los músicos Roberto Ojeda, Baltazar
Zegarra, Juan de Dios Aguirre y por supuesto el fundador del Día del Cusco Dr.
Humberto Vidal Unda.
CUSQUEÑIZAR A
LOS CUSQUEÑOS
Como años
antes el amauta José Carlos Mariátegui, había empezado una cruzada para
peruanizar al Perú, el Dr. Vidal emprendió la suya: cusqueñizar a los
cusqueños, para rescatar en el orden emocional, el valor del pasado cusqueño en
la historia americana, buscando el autodescubrimiento y autovaloración de
aquella generación de hombres que realizarían “una verdadera revaloración
espiritual” acaso el movimiento espiritual y humano más importante del siglo y
la realización cultural mestiza de mayor envergadura hecha en esta ciudad.
El
rescatar la historia es un componente invariable en los discursos cusqueños, el
movimiento cultural de 1944, pretende buscar y desentrañar las raíces para reivindicar
las glorias pasadas. Dice Vidal, gonfalonero de esos cambios: “la historia nos
señala con el índice a los de esta generación para realizar esa enorme tarea”.
Hasta allí a la crítica especializada del “sociocentrismo cusqueño”, le parece
excesivamente romántico este proyecto de revalorar el pasado, al parecer sin
otro fin práctico que buscar la “satisfacción que le debía el Perú al Cusco,
cuando pudo haber sido presentado” como una voluntad de los cusqueños indigenistas
de construir alternativas de desarrollo y de poder locales que permitieran
salir al Cusco de su “modorra decimonónica” y participar activamente en la
Historia del Perú. (1)
LA CREACION
DEL DIA DEL CUSCO
El Dr.
Humberto Vidal planteó su propuesta capitalizando el deseo de las anteriores
generaciones cusqueñas de relanzar la imagen y la historia de nuestra ciudad,
al país y al mundo, como una justa reacción contra la postergación y atraso en
que, el Perú Republicano criollo la había sumido. Ese mismo ardor cusqueñista
de los hombres del Centro Científico del Cusco y de la generación de 1909, el
mismo amor a la tierra, la misma entrega a la noble causa profesada por el Dr.
Giesecke, Ángel Vega Enríquez, Uriel García, Luis E. Valcárcel, Roberto
Latorre, Román Saavedra y otros, brilló con fulgor de primera magnitud en este
cusqueño dueño de una insuperable voluntad de realización y que emprendía una
noble empresa hasta llevarla a su fin, concitando como siempre la labor de sus
coetáneos, invitándolos a la acción, al estudio concienzudo de la realidad, al
servicio supremo por la grandeza del Cusco.
La magnitud
de su obra si bien no reconocida en su tiempo, se ha consolidado ahora, en el
corazón de sus conciudadanos, las fiestas jubilares de la ciudad han alcanzado
fama internacional, desde el día en que había planteado y sustentado su idea
ante los escritores y periodistas que celebraron el Día del Periodista en uno
de los salones de la Quinta Eulalia. La misma moción fue presentada el día 8 de
enero de 1944, en el seno de la entidad rectora de la vida cultural cusqueña,
en la cual se agrupaba lo más selecto de la intelectualidad, el Instituto
Americano de Arte, entonces dirigido por el escritor y prestigioso hombre
público Dr. Luis Felipe Paredes.
Era pues de
esperarse que aquella pléyade cultural hiciera suya la idea y secundara al
autor con todo entusiasmo y entrega, tal como reza en las actas
institucionales, se aprobó la moción que planteaba la creación del “Día del
Cusco”, siendo nombrado presidente de la Comisión Organizadora el mismo Dr.
Vidal, quien hizo gestiones ante el Municipio para que convocara a una Magna
Asamblea de jefes de instituciones para llevar adelante la creación del “Día
del Cusco”.
Esta asamblea
magna se realizó el 2 de marzo de 1944 y fue presidida por el Alcalde Accidental
del Cusco, Dr. Ángel Pacheco, estuvieron presentes el Prefecto del departamento
Dr. Ernesto Barreta Gutiérrez, el Presidente del Touring Automóvil Club Dr.
Rafael Peña y Lillo; el Subprefecto Erasmo Fernández; el Presidente de la
Sociedad Mutua de Empleados, Sergio Caller, el Secretario General de la
Federación de Trabajadores, Roberto Begazo, el Secretario del Instituto
Americano de Arte y Secretario del Sindicato de Periodistas Sr. Julio G.
Gutiérrez, el Secretario del Sindicato de Chóferes, Sr. Jesús Arias; el
Secretario de la Sociedad Agropecuaria Dr. Alfredo Rodríguez, entre otros. Se
formó el Comité Central Ejecutivo del Día del Cusco, que confeccionó el
programa de festejos, invitó al Presidente de la República Dr. Manuel Prado,
organizó una gran función de gala, almuerzos de honor, festivales deportivos,
la Exposición y Feria Agropecuaria e Industrial, exposición de Artes Plásticas;
se iniciaron los trabajos para la pavimentación de la Avenida Sol, se inauguró
el Museo de Arte Colonial, se entregó el nuevo Hotel de Turistas “El Cuadro”,
hoy hotel “Cusco”, se escenificó por primera vez la evocación del Inti Raymi en
la fortaleza de Sacsayhuaman, se inauguró el local de la Sociedad de Empleados
del Cusco.
Entre otras
actividades, el Comité Pro-Celebración del Día del Cusco, convocó a concurso
para la creación del Himno al Cusco, la composición ganadora fue obra del
músico Roberto Ojeda y las letras el poeta Luis Nieto Miranda, también se
imprimió “El Libro de Oro del Cusco” y se realizó la Primera Exposición
concurso de Artesanías de la Línea Cusqueña. Todas estas iniciativas fueron
fomentadas por la intelectualidad cusqueña encabezadas por ese preclaro hijo
del Cusco que fue el Dr. Humberto Vidal Unda.
EL INTI RAYMI
Debió ser
imponente la primera escenificación del Inti Raymi, bajo un guión inspirado en
las crónicas, el Inca y su corte inauguraban otra era en la historia de la
ciudad recreando o reinventando nuestras tradiciones originales. La multitud
agolpada sobre los murallones de la gran fortaleza atraída también por la
visita del Presidente de la República y su comitiva, el Willaq Uma, los
guerreros, las acllas, los pututeros indios de aquella época de aire
renacentista, participaban del rescate de nuestros valores e identidad que no
fue como muchos mal interpretaron diciendo que se trataba de una pantomima
nostálgica de las glorias pasadas, de la dicha perdida, sino más bien una
recreación legítima de nuestro pueblo, un retorno, un reverdecer de nuestras
propias raíces. A nadie se le arrebató valores o tradiciones, no se reabrieron
viejas heridas ni se reavivaron nostalgias imperiales en odios chauvinistas o
xenofóbicos, por el contrario, fue un acto de exhumación de gran contenido
simbólico no Sólo para el Cusco y los cusqueños sino para el Perú y la patria
grande americana.
EL DESBORDE
POPULAR Y EL DESFILE CIVICO
Si el Inti
Raymi significó la reelaboración artística de un pasado remoto, en cambio el
desfile cívico y popular de todas las fuerzas vivas del Cusco, significó una
catarsis motivadora del futuro, el simple hecho de sentir la presencia total
del pueblo en comunión de espíritu, alegría y bohemia desatadas a raudales como
un festín báquico, un raymi o fiesta de la abundancia que obliga a canalizar
las voluntades y por qué no, dar rienda suelta a nuestro paganismo más
elemental y materialista. Bajo la euforia febril del cañazo o el aguardiente al
son de los charangos, quenas y guitarras, al compás de los k'aperos, nuestro
pueblo festeja su propia fiesta, con el mismo derecho que cualquier otro
pueblo, y en la serenata desfilan un sin fin de agrupaciones artísticas, grupos
de danzas y música vernacular de la más profunda raigambre popular, indígena o
proletaria. Entonces, sí se ve a los cusqueños posesionados de sus calles y
plazas en un acto multitudinario en el que todos nos hacemos un sólo corazón
confundiéndonos con todos los estratos y condiciones sociales. Aunque a los
puritanos les escandalice el epilogo de estos carnavales populares y no falten
espíritus “refinados” que quisieran acabar con este brutal vandalismo del 23
por la noche.
El Dr. Vidal
y todos los ilustres cusqueños que lo acompañaron en su empeño, bohemios y
charanguistas, sabían que al desatar la “represa”, el entusiasmo y alegría
popular rebasaría todo cauce y, recordando aquella multitud desbordada, él
diría, después, con nostalgia: “yo canté y bailé, toqué el charango, la
guitarra, la bandurria y el violín”.
OTRAS
INICIATIVAS
Pero la
pasión “patológica” del Dr. Vidal, en el verbo sarcástico del poeta Rafael
Aguilar, no quedó allí, como buen “tokapakuq” cusqueño o músico de la más
íntima fibra popular, reunió a músicos y cultores del bello arte y fundó la
Asociación Orquestal Cusco, el 27 de abril de 1945, valiosa iniciativa que después
de muchos años de labor tesonera, desapareció perdiéndose todos sus bienes, es
pues un deber restituir esta institución en honor de aquel ilustre hombre.
Con motivo de
las fiestas cusqueñas en 1944 apareció la “Revista de la Semana del Cusco” que
alcanzó 5 números todos bajo la celosa corrección del Dr. Vidal y colaboración
de los intelectuales cusqueños.
Otra noble
ambición largamente acariciada por el Dr. Vidal y que hasta hoy no se ha hecho
tangible fue la “Monografía del Departamento del Cusco” un proyecto múltiple
redactado en 1961, que debió ser acometido por una élite de los más calificados
estudiosos para reunir el saber cultural, histórico, científico y las
potencialidades del Cusco, sus provincias y sus hombres, una
enciclopedia monumental, encargada con títulos y nombres.
Esta obra aún
no realizada, es el reto que Humberto Vidal dejó para ésta y las siguientes
generaciones, parte de esos 66 títulos salieron publicados por sus autores con
el correr de los años.
Otra
iniciativa importante fue la creación del Archivo Folklórico de la Conferencia
Nacional de Turismo del Cusco, en colaboración con Josafat Roel, Andrés
Alencastre, Víctor Navarro del Águila, Efraín Morote y Antonio Alfaro.
A
pesar de la inmensa actividad cultural, el Dr. Vidal se dio tiempo para
entregar a las casas editoriales varias obras de gran valor como el bello libro
titulado “Visión del Cusco”, orlado con numerosas ilustraciones artísticas, en
el cual bebimos sabias lecciones de cusqueñismo orientándonos en el conocimiento
de nuestros tesoros culturales. En el ensayo titulado “Hacia una Filosofía
Americana” postuló la creación de una nueva filosofía basada en nuestra propia
realidad y no en la simple repetición de otros sistemas.
Como docente
universitario, participó en numerosos eventos congresales de su especialidad,
realizados en el Perú, Ecuador y México; publicó los textos titulados: “Lógica
y Ética”, “Moral y Metafísica” y “Ensayo de una Antropología Filosófica”. ' .
Publicó
el trabajo titulado: “Hacia un nuevo Arte peruano”, tesis presentada para optar
al título profesional en 1938.
Sus
inquietudes periodísticas datan de su época estudiantil.
CONSECUENCIAS
El
Dr. Vidal calculaba las posibilidades prácticas que vendrían de este singular
relanzamiento del Cusco a la escena contemporánea, en el terreno económico era
previsible un desarrollo productivo, acicateado por la competencia empresarial
e industrial, a través de las ferias agropecuarias, industriales, comerciales y
artesanales, verdaderos indicadores del movimiento económico de la región que
empezaron precisamente en ese año.
Un hecho
práctico, fue el impulso a la industria turística, que décadas antes planteara
el Dr. Giesecke en su trabajo: “Cusco, meca del turismo mundial” (1924); ahora,
gracias a la Fiesta del Inti Raymi escenificada en el imponente escenario
histórico de la fortaleza incaica, llegaría a ser como lo previeron aquellos
hombres una de las grandes fiestas mundiales. No utopizaba, pues, el Dr. Vidal
cuando avizoraba en sus intervenciones, toda la potencialidad desprendida de la
gran iniciativa.
Su
preocupación cusqueñista lo llevó a interesarse por los destinos de la naciente
industria del turismo. Dirigió en 1962 la Primera Escuela de Guías de Turismo,
logró hacer aprobar en el Congreso Nacional de Turismo, la moción de declarar
al Cusco, Capital Turística del Perú, consciente de que el Cusco llegaría a ser
con el tiempo el mayor centro turístico del país.
TRASCENDENCIA
Lo trascendental
de las fiestas del Cusco no fue, precisamente, la revaloración nostálgica del
pasado incaico, ni el lograr que “el mundo le rinda homenaje” a esta ciudad
tantas veces preterida y abandonada al recuerdo, como “memoria del bien
perdido”, sino, radica en lo que trajo para el presente y el porvenir puesto
que significó una época de realizaciones en esta historia hecha de fracasos,
inauguró una época de apertura al turismo receptivo qué floreció décadas más
tarde. Se pensó y planificó colectivamente el desarrollo y la modernización de
la ciudad y el Departamento: con obras como la hidroeléctrica de Machupichu,
infraestructura vial, hotelera, etc., a la par que fue una época de
florecimiento cultural, especialmente, en el campo de las letras, porque
menudearon los concursos de poesía, novela, cuento y composición musical y hubo
un sinnúmero de publicaciones culturales.
CUSQUEÑISMO y
SOCIOCENTRISMO
Hay
que ser cusqueño para entender profundamente y sentir en el alma que hay algo
especial que parece venir por las venas. El amor a esta tierra como un hechizo
nos impulsa a pretender mayores obras de grandeza para renovar su orgullosa
historia adornándola con galardones y estandartes.
Quizás
eso suscite sentimientos de envidia o de celos, ser cusqueño, con el perdón de
los críticos y analistas, es un blasón, un pasaporte que abre las puertas en
todo el mundo y un orgullo legítimo y pleno. Federico More, gran periodista
peruano nacido en puno, escribió “no soy arqueólogo ni indigenista, pero me
hubiera gustado ser cusqueño, porque no hay duda de que serlo es una de las más
bellas formas de ser peruano y acaso el modo más sublime de ser americano”. Pero,
no es sólo cuestión de haber nacido en esta tierra sino, sobre todo, él
merecerlo.
El haber
nacido en un escenario donde ocurrieron gestas heroicas y cuyos orígenes se
pierden en las tinieblas de la tradición y la leyenda, no es un peso, sino, más
bien, un aliciente para vivir recreando y reinventando la utopía. Es que todo
aquí tiene ese ánima salvaje y elemental de la agreste cima del Pachaqtusan, la
monumentalidad de la fortaleza, la sangre de los Túpac Amaru, tiñendo la
historia americana. ¿Cómo creer entonces que vivimos fuera de la historia, si a
cada paso, nuestro pueblo la escribe con sus o héroes y mártires sociales?
Amar así,
nuestro país es lo que necesitamos los peruanos, obligándonos a engrandecer y
superamos creando: “la gran esperanza en la nación peruana como posibilidad de
justicia y de convivencia pacífica dentro de las desigualdades”.
Permítanme incluir
un pequeño comentario acerca de lo que, sobre el socio centrismo cusqueño
tratamos, no hace mucho, en un grupo de estudios al que asisten escritores y
profesionales, se dijo que, generaba un complejo de inferioridad frustrante y
hasta esquizofrénico, puesto que el cusqueñismo, es un fenómeno que nace y
termina en sí mismo, sin capacidad de resolverse en actitudes “dialogantes” con
otros “ombligos” del mundo. Uno de los participantes, dijo que había encontrado
este fenómeno en Quito y en Cochabamba, con las mismas características.
Constatamos
que, el discurso de los años cuarenta vuelve a encontrarse, cíclicamente, las
últimas dos décadas, con algunas variantes como discurso político. Ahora desde
la Municipalidad, con estructura organizativa de bases y con perspectivas de
buscar el poder.
Se hizo notar
cómo el discurso regionalista de José Ángel Escalante, una vez que este señor
llegara al poder, cambió por otro demagógico, el del “progreso del Cusco”, que
prendió en la intelectualidad de las capas medias y altas. La clase que lo
adoptó, terrateniente en su mayoría, no fue capaz de modernizarse “creando
condiciones capitalistas en la economía”, como ocurrió en Arequipa, donde la
burguesía fue más práctica y no se detuvo en afianzar con rótulos y etiquetas
su “arequipeñismo”, palabra esta que apenas la usaron.
En cuanto al
complejo, parece suscitarse en la excesiva egolatría y narcisismo de nuestros
intelectuales y artistas, que linda entre la falsa modestia aduladora, de unos,
hasta expresiones realmente sicóticas de odios y rivalidades, de otros. Se habló
del hacha que usamos los cusqueños para demolemos mutuamente y de la
incapacidad de reconocer las cualidades y valores ajenos, tal vez porque en una
ciudad “centro del mundo”, el privilegio de ser elegido para el pachacutiy,
está siempre en juego.
Eso explica
de alguna manera la desazón de muchos notables cusqueños que tuvieron que
emigrar y terminar sus días en el ostracismo y, a veces, en el resentimiento,
aunque, para algunos significara, como señala Tamayo Herrera, el camino al
éxito profesional.
Contradictorio
es, también, saberse hijo de la ciudad “ombligo del mundo” y constatar, desde
fuera, que es una ciudad de segunda categoría y que, como me lo dijera con
decepción un paisano, era en el orden socioeconómico menos importante que Comas
o Villa El Salvador.
HUMBERTO
VIDAL UNDA, UNA VIDA DEDICADA A ENGRANDECER EL CUSCO
Nuestro
ilustre intelectual que hizo del cusqueñismo la gran pasión de su vida, nació
en la hacienda Urubambilla (Combapata) provincia de Canchis el 9 de setiembre
de 1906, hijo del ciudadano español Don Felipe Santiago Vidal Dolmos y de la
Señora Ana María Unda Dávila de Vidal, fue el hijo primogénito de ocho
hermanos: Carmen, Luis, Raquel, Delia, Martha y Armando.
La
distinguida educadora Dra. Delia Vidal de Milla, publicó en 1982, un valioso
libro en homenaje a la memoria de su ilustre hermano con el título de:
“Humberto Vidal Unda, su pensamiento, su obra, su pasión: el Cusco”. En cuyas
páginas cargadas de admiración y profundo cariño por el hermano ya fallecido,
nos informamos que el Dr. Vidal hizo sus primeros estudios en el Centro Escolar
de Varones de Sicuani y en el centenario Colegio Nacional de Ciencias. La
grandeza y monumentalidad de la vieja ciudad de los incas, sobrecogió el
espíritu del joven adolescente, naciendo en él una fuerte pasión por el Cusco.
En las aulas
ciencianas, fue discípulo de intelectuales como: José Gabriel Cosio, Rafael Aguilar,
Fortunato L. Herrera, Uriel García, Genaro Fernández Baca, César Jesús
Gallegos, Rafael Calderón Peña y Lillo etc. Selectos espíritus que modelaron su
vida y afianzaron su otra gran pasión, el Ciencianismo.
Hizo sus
estudios superiores en la Universidad cusqueña egresando con los títulos de
Doctor en Filosofía y Letras, y profesor; de segunda enseñanza.
Ingreso a la
docencia y enseñó en los Colegios de Las Mercedes, Santa Ana, San Francisco,
Colegio de Ciencias y en la Escuela de artes y Oficios, donde antes había
estudiado el oficio de Fotograbador.
E] año 1935
trabajó como bibliotecario de]a Universidad del Cusco.
En 1939
ingresa a la docencia universitaria, donde dictó las Cátedras de Moral y
Metafísica, Lógica y Metafísica Avanzada. En 1947, fue ascendido a catedrático
a tiempo completo.
El Dr. Vidal
Unda a quien sus amigos cariñosamente lo llamaban con el apelativo de “el Pato
Vidal” contrajo matrimonio en 1928 con la dama cusqueña Olinda Riquelme
Zevallos, fruto de este matrimonio son sus cinco hijos: Carlos, Bertha, Anita,
Ramón y Roque.
LA LABOR
CUSQUEÑISTA DEL DR. HUMBERTO VIDAL UNDA.
1924, fue uno de los fundadores del Centro Qosqo de
Arte Nativo, junto con personalidades como: El Dr. Luis A. Pardo, Antonio
Alfaro, Roberto Ojeda Campana, Horacio Farfán, Cesar Valdivieso, Santiago
Lechuga y Manuel Palomino. Esta institución cumple hasta hoy día con la
defensa, recopilación y cultivo de nuestra riqueza artística vernacular.
1931. Fue alcalde del Distrito de Pampamarca.
1937. Fue animador entusiasta de “La Hora del
Charango”.
1939. Fue uno de los fundadores de la Sociedad de
los Cholos y su presidente.
1941. Fue Presidente de la Liga de Basket del
Cusco.
1945. Fue Alcalde Accidental de la ciudad del Cusco
y presidente del Instituto Americano de Arte, Presidente Honorario de la
Asociación Folklórica y miembro de la Beneficencia Pública del Cusco.
1946.Fue
presidente de la Federación de Maestros Secundarios.
1947. Fue presidente del Patronato Privado de
Menores.
1948. Fue miembro
organizador del Segundo Congreso Indigenista Interamericano y Presidente del
Club Internacional de Tiro.
1949. Fue
Jefe de la Sección Folklore de la Universidad.
1957. Fue fundador de la Orquestal Cusco, miembro
del Centro Cusqueñista Inca Garcilaso y miembro de la Asociación Cultural
Canchis.
1965. Recibió la condecoración al mérito por
servicios distinguidos en el grado de “Comendador” en nombre de la Nación.
1973. El Concejo Provincial del Cusco le otorgó la
Medalla de la ciudad. La Pinacoteca Santiago Lechuga le rindió homenaje.
Recibió medallas, diplomas y pergaminos
de las diversas instituciones y municipios, en reconocimiento a su labor
cusqueñista.
Para perennizar su memoria y la
trascendencia de su obra se fundó en nuestra ciudad un centro educativo que
lleva su nombre y que empezó a funcionar bajo la dirección del profesor Víctor
Paredes.
OBRAS
PUBLICADAS
-
“Economía
Política” 1937
-
“Hacia
un Nuevo Arte Peruano” (Tesis), 1938.
-
“Guía
del Cusco para Turistas” 1941.
-
“Coloquio
sobre Cultura y filosofía incas” 1941.
-
“Moral
y Metafísica” 1942.
-
“Lógica
y Ética” 1944.
-
“Hacia
una nueva Filosofía Americana” 1952. Publicado en el Boletín del Primer
Congreso Latinoamericano de Filosofía y Filosofía de la Educación
-
“Visión
de Cusco” 1958.
-
“La
Cultura Cusco” 1969.
Dirigió la
Revista Universitaria de la UNSAAC. La Revista Pedagógica de la Facultad de
Educación Números del 1 al 6 entre 1944 y 1966.
Fue director
de la revista humorística “Don Cualquiera” en sus cinco números entre el 28 de
agosto y al 16 de Setiembre de 1933.
Dirigió
“Hanan”, órgano de la Asociación Sindical Universitaria en 1935.
Fundó y
dirigió la “Revista de la Semana del Cusco” 1945 de la que salieron varios
números.
Colaboró con
diarios y revistas del Cusco como El Sol, El Comercio y la revista del
Instituto Americano de Arte y otras publicaciones especializadas del país y el
extranjero.
El fundador y
organizador de las Fiestas del Cusco, historiador, filósofo y escritor, Dr.
Humberto Vidal Unda, después de algunos años de estadía en la capital por
motivos de salud y de familia, falleció el 5 de diciembre de 1979, a los 72
años de edad, el Cusco había perdido a uno de sus más entrañables hijos.
El pueblo
cusqueño y su intelectualidad rindieron homenaje a su memoria con palabras
dolidas del poeta Gustavo Pérez Ocampo, el Dr. Luis Paredes, el Dr. José
Antonio Valer y de las instituciones como la Asociación Cultural Canchis, el
Instituto Americano de Arte, la UNSAAC y la Municipalidad cusqueña.
Sus restos
fueron retornados a nuestra tierra y descansan en el Cementerio General de la
Almudena. A medio siglo de la Creación de las Fiestas Cusqueñas rendimos de pie
nuestro fervoroso homenaje a su memoria.
NOTAS
BIBLIOGRAFICAS
Vidal de
Milla, Delia “Humberto Vidal Unda, su pensamiento, su obra, su pasión: el
Cusco” 1982.
(1)
Vega
Centeno, Imelda “El Cusco: Entre el ensueño y la ideología” Revista Crónicas
Urbanas N°3 (1994).
(2)
Burga
Manuel “Para que Aprender Historia el Perú”.
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